El proceso de rectificación consiste en colocar el disco de freno en un torno de precisión y desgastar décimas de milímetro en las bandas de frenado, es decir, las caras del disco y la pista de frenado del tambor, con el fin de eliminar aquellas irregularidades causadas por el uso, hasta tener pistas de frenado totalmente uniformes. Cuando no se rectifica o se cambia el disco, es altamente probable que sintamos vibraciones, golpeteo, sonidos, chirridos y otras molestias al frenar además del desgaste irregular y daño prematuro que van a sufrir las pastillas Lo más recomendable es rectificar el disco únicamente cuando se empiecen a sentir vibraciones evidentes en el pedal del freno al momento de ir bajando la velocidad.